Hoy hablamos de la importancia de tener los pies en la tierra. Pero no de manera figurada o simbólica, sino literal.
Como en nuestro idioma está de moda la adopción de términos en inglés tal vez te hayas preguntado alguna vez qué es el earthing o en qué consiste el grounding, Realmente no tiene ningún misterio: en español se llama hacer una toma de tierra, conectar con la tierra o aterrizar. Es decir, caminar descalzo sobre la arena o la hierba para sentir su contacto con los pies desnudos.
Al quitarnos los zapatos y posar los pies sobre la superficie sentimos habitualmente una sensación de bienestar y placer, notamos que nos enfocamos más y estamos más presentes, que tomamos contacto directo con la naturaleza; eso es lo que percibimos a simple vista, que no es poco. Pero los beneficios de caminar descalzo son mucho más, tantos que no podrían casi ni imaginarse.
Hacer toma de tierra, y más de una manera habitual, mejora nuestra salud física, psicológica y emocional en cientos de aspectos. Regula el sistema nervioso, aumenta la calidad del sueño, eleva el estado de ánimo, mejora nuestro sistema inmune y ayuda a minimizar los efectos de las enfermedades cardiovasculares y los procesos inflamatorios, incluso contribuyendo a sanar estos males. Es además una terapia muy efectiva ante sensaciones de ansiedad, miedo, depresión, estrés, cansancio y dolor, así como útil frente a síntomas como el vértigo, las palpitaciones cardiacas o las cefaleas.
¿Cómo puede ser esto? No tiene nada de mágico, más bien es un proceso científico.
La superficie de la tierra no sólo está cargada eléctricamente, sino que es conductora. Nuestro cuerpo también es capaz de conducir esa electricidad, pero se bloquea en gran medida cuando caminamos con los pies cubiertos (y más a causa de los calzados con suelas aislantes) o pisamos superficies como el asfalto o la madera, con lo que nos cargamos de energía electrostática.
Sin embargo, al caminar descalzos descargamos esa energía electrostática acumulada, absorbiendo los electrones cargados negativamente (lo que no tiene nada de malo, pues todos los virus y patógenos contienen una carga positiva), llenándonos de la energía de la tierra y alcalinizando nuestro organismo, lo que aumenta nuestra capacidad aintoxidante para neutralizar los radicales libres.
Descalzarse supone grandes beneficios no sólo al caminar, sino al realizar otras prácticas fabulosas como el yoga o la meditación, ayudándonos a estar presentes y a conectar con la tierra; y no sólo de manera figurada, sino en todos los sentidos y de múltiples maneras. Ya hemos visto las grandes ventajas de estar con los pies en la tierra. Ahora solo falta que nos acostumbremos a realizar un gesto muy sencillo tantas veces como podamos: ¡descalzarse!